28 Jul GRACIAS.
“ven conmigo,
porque, aunque no lo sepas,
eso yo sí lo sé:
yo sé hacia dónde vamos,
y es ésta la palabra:
no sufras
porque ganaremos,
ganaremos nosotros,
los más sencillos,
ganaremos,
aunque tú no lo creas,
ganaremos”.
(Oda al Hombre sencillo). Pablo Neruda.
Gracias. Muchas gracias, a los 154 convencionales que nos entregaron exactamente en un año, un texto Constitucional admirable, serio, lleno de futuro, de justicia, de sabiduría y de esperanzas, que hará posible una vida plena para todos, disfrutando de un territorio recuperado para el bienestar común.
Llegamos a este día, tras gigantescas convulsiones sociales originadas en 2019, exigiendo poner fin a la Constitución impuesta en 1980 por la dictadura militar, instrumento generador de las enormes brechas sociales generadas por un modelo económico excluyente y depredador de nuestro patrimonio material e inmaterial.
Los poderes económicos dominantes, se apresuraron a encontrar una fórmula que permitiera encauzar tamaña rebeldía. El Parlamento convocó a un plebiscito para resolver si se mantenía o no la actual Constitución y si la redactaría una Asamblea totalmente elegida o una mixta integrada en partes iguales por miembros del Parlamento y convencionales electos.
El resultado fue aplastante. 80% de los electores resolvimos poner fin a la Constitución vigente, así como que sus miembros fueran electos en un 100%. Es impresionante. Jamás en la historia de Chile habíamos tenido resultados electorales tan concluyentes, que dieron vida a una Convención Constituyente paritaria, incluyendo, además, a representantes de organizaciones sociales y de todos nuestros pueblos originarios, encargados de elaborar una nueva Carta Magna.
La derecha y miembros de la ex Concertación impusieron otra exigencia, en apariencia inalcanzable: el acuerdo de 2/3 de los Convencionales para aprobar cada uno de sus artículos, subrayando la necesidad de alcanzar el consenso necesario para asegurar la futura gobernabilidad del país. Eso significaba reunir 103 votos.
Parecía una meta inalcanzable. Otra valla difícil de salvar en esta carrera de obstáculos, con una derecha obstructora dilatando el debate de todos los párrafos de cada artículo, los cuales, finalmente, fueron aprobados por mayorías abrumadoras, alcanzando entre 115 a 134 convencionales.
Esto es consenso auténtico, no el que se acostumbraron a practicar los poderes fácticos en la historia reciente de Chile, fraguando las leyes en complicidad con un puñado de parlamentarios serviles a sus intereses.
En definitiva, la democracia chilena se fortalece con un texto constitucional debatido en sesiones agotadoras, dando plenas garantías de participación a todos sus integrantes, que se abre con estas bellas palabras tan emotivas:
“Nosotras y nosotros, el pueblo de Chile, conformado por diversas naciones, nos otorgamos libremente esta Constitución, acordada en un proceso participativo, paritario y democrático”.
Participo en una agrupación llamada Arquitectas y Arquitectos por un Chile Digno, que jugamos un rol muy activo en la elaboración de las Normas respecto al Derecho a la Vivienda. Llevamos a cabo dos cabildos con la participación de 700 representantes de organizaciones de pobladores discutiendo cada párrafo de dicha Norma. Otra organización: Ciudad Constituyente, obró en igual forma presentando una propuesta respecto al Derecho a la Ciudad, elaborada con el concurso de colegas, abogados y organizaciones sociales de varios países latinoamericanos.
Un grupo importante de Convencionales, integrado por el arquitecto César Uribe, el incansable Benito Baranda, Alondra Carrillo, Dayana González, Cristóbal Andrade (el dinosaurio azul), Loreto Vallejos, Francisco Caamaño, Manuela Royo, Giovanna Grandón (Tía Pikachu) Alejandra Flores y otros, trabajaron incansablemente junto a nosotros, hasta concluir con una propuesta, aprobada por el Pleno con escasas modificaciones.
Imposible un parto más genuinamente democrático.
Gracias a todos estos Convencionales, por su infinita voluntad de encontrar los términos que concitaran los respaldos más unánimes.
Gracias a Elisa y Jaime, que condujeron con mucho tacto los primeros pasos de una misión tan trascendente en nuestra historia. Gracias a María Elisa y Gaspar que sortearon muchas zancadillas en jornadas extenuantes, hasta concluir exitosamente su misión de concluir los debates en el día señalado.
Gracias a Patricia y a Agustín empeñados en armonizar las diferencias. Gracias a Beatriz, a Fernando, a Bárbara y a Marcos que supieron encontrar siempre los caminos del acuerdo, deponiendo los nefastos sectarismos. Gracias a Baradit por su creatividad, para apoyar sus argumentos en algunos pasajes ilustres de nuestra historia.
En fin. Gracias a todos. No excluyo a nadie. Si…también gracias a Marcela Cubillos, a pesar de sus impertinencias, agresiones y burlas a los representantes de nuestros pueblos originarios. Le guste o no le guste, su nombre pasó a la historia. Es una de los 154 que suscriben este ejemplar regalo para Chile y también un modelo para toda la humanidad.
Pasarán los años y un día, los biznietos de la impertinente Cubillos, podrán decir: si…mi bisabuela es una de las autoras de la Constitución que permitió recuperar las aguas de nuestros bellos lagos y humedales. Que puso fin a las zonas de sacrificio en nuestro país. Que incentivó la recuperación del bosque nativo en la precordillera y de los bellos coigues, lingues y mañíos en la Araucanía. Que estableció un Estado Social de Derecho. Que creó un sistema de pensiones honorables para tod@s…
No será fácil, pero es un futuro muy posible si el próximo 4 de septiembre triunfa el APRUEBO.
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Miguel Lawner